jueves, 30 de marzo de 2006

NARANJOS EN FLOR


Cada mañana aspiro profundamente el aroma del azahar, en mi casa hay muchos naranjos. Su aroma invade todos mis sentidos. Al volver a casa de trabajar por la noche, inflo mis pulmones y los lleno de ese olor tremendamente dulzón, cierro los ojos y mil imágenes y recuerdos cruzan por mi cabeza.
Cada vez que el azahar florece y lo invade todo con su olor, sé que llega la Semana Santa, la feria. El azahar huele a primavera viva, a mañanas tibias y medios días calurosos. Huele a zapatos nuevos para el Domingo de Ramos, a arroz con leche, a torrijas, a roscos de semana santa. Huele a niños pidiendo cera a los penitentes, a música, pasión, compromiso, fé.
Personalmente huele a Semana Santa en todo se esplendor. Para mi huele a noche cerrada y brisa fresca, a madrugás de silencio en Plaza de San Miguel, donde mi padre y yo fuimos bautizados, donde la hermosa y antigua( gótica del s.XVI) Iglesia de San Miguel(http://www.guiadecadiz.com/detalleiglesias.asp?iglesias=&localidad=Jerez+de+la+Frontera&id=576) acoge la Hermandad del Silencio. Una plaza de naranjos se vuelves oscuridad, solo se ve la luna arriba, espectante, como el resto que estamos allí, solo se oye el crujir de unas viejas puertas, el arrastre de los penitentes, el crujir de las trabajaderas, el tintineo del paso de palio salvando el dintel de la puerta y el estallido de una saeta. Para mí huele a 5 de la mañana en el centro de la ciudad con mis hermanos y mi padre tomando churros mientras San Francisco regresa a casa. Huele a las 10 de la mañana en La Plazuela (donde Lola Flores creció), esperando a La Yedra (http://webs.ono.com/usr031/jaab23/yedra.htm) y regresar a casa una hora más tarde y encontrar a mi madre esperándonos con el arroz con leche y mi padre a renglón seguido metiendo prisa para que nos acostásemos. Pero sobre todo huele a la mirada de mi padre, a las 5 de la tarde viendo salir a su "Cristo"(http://www.terra.es/personal/femffemf/cristo.htm), cita obligada cada Semana Santa, de las ineludibles, ni siquiera cuando llevaba 5 días ingresado. Me dijo: " ya está el melenas en la calle" y yo me pregunté como era posible que fuese capaz de saber que hora era y que día, si llevabamos una semana con la persiana agachada y sin relojes,ni móbiles, ni periódicos ni nada. Cada vez que aspiro su aroma, oigo la voz de mi padre, diciéndo " ya puede caer el diluvio universal que el melenas a las 5 está en la calle y con Él, el sol" y yo tirando de la manga de su chaqueta y diciéndole "papi, queda mucho, es que me duelen los pies" y mi padre mirarme y reirse y cogerme en brazos, que al fin y al cabo era lo que siempre perseguía.

5 comentarios:

amelche dijo...

Bonito texto. Ayer fue el primer cumpleaños de mi tío sin él. Y se notó. Un abrazo:
Ana

amelche dijo...

Te he contestado lo de los enlaces en el post de hoy.

Jose dijo...

¿Te levantas con el olor de los naranjos? JOOO! Yo aqui, como intente oler el zumo de naranja de carton de la nevera.... :(

amelche dijo...

Acabo de ver que Iradya (ver enlaces en mi blog) te ha puesto un enlace, cosa que me ha sorprendido. Se ve que te lee en secreto y le gusta cómo escribes.

Anónimo dijo...

Hola, eso es nostalgia. En verdad a los treinta entras a una etapa en la que todo te recuerda o apunta a que la niñez y adolescencia fueron etapas maravillosas. Aunque una lo descubre años después, cuando ya has perdido en el camino, seres, cosas, sentimientos. Sí suena cursi pero así es. Saludos.