MIS OJOS AZULES SE CERRARON

La primera vez que vi esos ojos azules fue en la TVE2, creo que alrededor de las 2 de la mañana, oí su voz tal cual era, sin intermediarios, sin dobladores, fue dando vueltas agarrado a una lámpara borracho y tirándole los tejos a una señora. De esa película no tengo mucho recuerdos, solo ver a ese señor colgado de la lámpara. La segunda vez que oí su masculina voz fue también en TVE2, en un programa que la 2 tenía los sábados de madrugada de películas en versión original y pillé la película cuando discutía con la Taylor bebiéndose el whisky número 20. Y pensé ¡cómo era posible que la naturaleza haya puesto a este hombre en la tierra! Después de “ La gata sobre el tejado de zinc” ( vista millones de veces, porque forma parte de mi videoteca), vinieron todas las películas que pude alcanzar a ver, “Dulce pájaro de juventud”, “Éxodo” ( vista 4 veces), “El premio”, con Julie Andrews, “El golpe”, of course, un fin de semana a media tarde y otras muchas más. Y mi opinión sobre Paulie “ojos azules”, jamás ha cambiado, a parte de ser un tío guapo de los de dolerle la cara, era un gran actor. Y la semana pasada mi corazón lloró amargamente la perdida de este hombre, no solo por los grandes momentos filmográficos, sino por su calidad como hombre. Fundador y creador de Newman’s Own, una marca de alimentación muy reconocida con un volumen de ganancias enorme que son destinadas a obras de caridad, por ejemplo, creó un programa de campamentos de verano para niños enfermos y de escasos recursos. Apoyó a Robert Reford con el festival de Sundance. Siempre me gustó, siempre porque transmitía una imagen de persona seria, centrada, a pesar de toda la parafernalia que le envolvía. No sufrió la suerte de James Dean o Marlon Brando. Envejeció como un señor, no recurrió a implantes, ni cirugía y supo siempre dirigirse en el mundo, respetándose él, a su familia ( os recuerdo que estuvo casado con una única mujer, Joan Woodward, durante mas de 50 años) y a sus hijos. Y ahora, tan solo me quedan sus ojos azules, su mentón y su voz masculina, quitando un cojín de la cama y besando a la Taylor.

Aquí os dejo un fragmento de La gata sobre el tejado de zinc ( Cat on a hot tin roof de Tenesee Williams), una de mis favoritas. Grande él, grande ella. Disfrutad