martes, 10 de junio de 2008

INVISIBLE

En días como hoy, como ayer, como los de mayo, los de diciembre, no tengo ganas de compartir mis pensamientos contigo. Principalmente porque la mitad de mis pensamientos son tristes, que me producen pesar y ganas de llorar y aumentan el tamaño de las letras de la palabra soledad. Y en días como hoy, eso es lo que quiero, regodearme en mi soledad, mi tristeza y sentirme desgraciada a solas y llorar mi vida. Si, lo sé, todo tiene remedio menos la muerte, que me vas a decir tu, ¿verdad?, pero estoy atrapada en esta vida mía, en esta imagen que los demás tiene de mi, chica fuerte, resistente a golpes, formal. Buena chica, sacrifica su vida, sus días, sus momentos por los demás. Atrapada en una vida que dejó de compensar y de la que me gustaría huir pero no se como o no me atrevo a saber. Una vida que vive y se escapa a través de cada libro que leer, cada sentimiento que no expresa o cada pensamiento que calla. Una vida invisible para los demás, como ella, invisible. Una vida de la que solo soy dueña durante una hora y media y que el resto es lo que la gente cree que es. Pero que en el fondo solo es una niña, no, una mujer asustada, llena de complejos e inseguridades que tapa con la más grandes de sus sonrisas, que intenta llenar sus huecos con el amor que no puede dar y que se conforma con migajas que los demás le dan, porque siempre juega un papel secundario, siempre es actriz de reparto. La chica invisible llora y se lamenta por cobarde, por miedosa. Y hay días en los que se para y dice tengo que cambiar, pero hay otros días en los que baja los brazos y piensa cambiar para qué, para quién. Y la chica invisible casi ha desaparecido, entre fantasmas de los demás, entre brumas de otras vidas que le tocó cuidar, entre rasgos difuminados de una persona que nunca fue. Y un día ya no se la volvió a ver.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hago lo propio y te enlazo también porque me ha gustado mucho tu blog :)

Jaja ya veo a Pam y a Amelche por aquí también, qué bien rodeada estás!!

Besos,
Luis Tolkien

amelche dijo...

Ánimo mujer. No sé si te servirá de consuelo, porque mal de muchos consuelo de tontos, pero todas nos sentimos así alguna vez.

LUIS: Perdona, bonito, pero a Bridget la descubrí yo antes. ¡Ja,ja! Nos conocemos desde el año 2005 porque la encontré casualmente en blogger.

Anónimo dijo...

Te he dicho ciene y ciene de veces que te lances al oceano, ya sé que de miedo, terror mejor dicho, y que nadie te puede empujar, es necesario que te tires tu solita y que nadie te asegura como será el golpe o que tipos de horribles criaturas marinas están ahí, pero tambien hay un arrecife de coral con hermosos pececillos de colores y aunque a veces la corriente te arrastre de nuevo hacia el oscuro y profundo oceano, merece la pena nadar y nadar contra la corriente y volver al arrecife... Pero hay que tirarse primero desde el acantilado, no puedes valorar desde la tierra, hay que tirarse, desnuda y sola.
Te quiero,